lunes, junio 04, 2007

La nueva era

Cuando era chiquito mi mamá cómo nos decía que tomáramos jugo de naranja que porque tenía mucha vitamina C y era bueno para la salud. Que si nos daba gripa, que nos tomáramos unas pharmaton que al cabo tenían harta vitamina C y entonces nos iba a proteger o a curar...Esa era la generación de mi mamá...Y nuestra generación que fue el blanco de esa estrategia sanitaria de atascarse de cítricos y alimentos suplementados con vitamina C.

¿Y bien? ¿Qué ha pasado? Hoy en día hasta las zucaritas están suplementadas con vitamina C o A y las Centrum traen hasta el 300% del requerimiento diario de vitamina C. Y yo me pregunto: ¿Realmente la vitamina C ha sido la panacea?

Esa idea es quizás de la época de antaño y quizás no hay mucha evidencia convincente de que la vitamina C se tan bueno.

Hoy, con un tinte similar de falta de sustento, el consejo que se nos vende a toda hora en los medios, en la escuela, en las cenas de navidad y demás situaciones en las que no falta el snob petulante que quiere educar al mundo es que hay que atascarse de arándanos, frambuesas y zarzamoras que porque tienen muchos antioxidantes...Los antioxidantes famosos. Ahora resulta que son los antioxidantes la maravilla del mundo y los que nos salvarán de todo mal que nos aqueje y hasta del sida vaya...Ahora la situación está más compleja porque no solo es una "vitamina" huérfana, si no que estamos lidiando con toda una familia de sustancia que al parecer mágicamente nos protegen y curan: desde vitamina E, hasta isoflavonoides, quercetina, licopeno y demás fitoestrógenos. Cada uno y más seguramente todos en bola traen algún beneficio a la salud, desde prevenir cáncer hasta los infartos...Claro esta es la era de las enfermedades crónico degenerativas...La época de las infecciones es otra (¿...en serio?)

O al menos asegún eso dicen.

Hasta que la ciencia no compruebe que realmente estas sustancias no tengan un beneficio real a la salud, seguiremos siendo objeto de la más irrascible mercadotecnia, que se aprovechará de nuestra inexperimentada receptividad mediada por la televisión pagada y el google. No se si la dieta de nuestra generación llegue a cambiar radicalmente y no se si a fin de cuentas vivamos más años en promedio o seamos más saludables. Por lo pronto tengo una expectativa un tanto real, pero también un tanto incrédula...un tanto añejada en fe, pero otro tanto soberbia y desdeñosa.

No creo hacer que mis hijos tomen su copa de vino tinto diaria: quezque porque tienen altos niveles de polifenoles y les va a prevenir el Alzheimer...aunque quien sabe...Pueque...