viernes, abril 06, 2007

El fenotipo extendido

Una idea nueva que me ha dejado en shock (bueno....nueva para mi, aunque ya tiene unos 20 años publicada "somgüer-els") es quella acerca de la influencia que tienen los genes fuera de los organimos que los contienen. Richard Dawkins (un compita al que le padroteo unas hermanas allá en puerto, por Abasolo y Díaz Mirón) introduce la idea en El Gen Egoista y no contento con el meneo que genera en esa obra, se lanza a dedicarle no solo un artículo, ni un capítulo pinchurriento, sino un libro entero acerca de la misma. El punto del bato es que los genes son los meros meros petateros mandamases por ontonomasia y constituyen la unidad indivisible objecto de las presiones de la selección natural. Así es: el gen y no el organismo. Para el bato, los organismos no somos más que robots enormes que hacen lo que los genes dictan, ni una cosa más, ni una cosa menos. Es determinismo genético puro. La fiebre llega a tal grado que mi cuate este propone que incluso hay cosas fuera de los organismos que están determinadas genéticamente. Así de cabrones están los genes. Como ejemplo, cita los nidos que hacen los pájaros, por instinto, para incubar sus huevos. El argumento va algo así como que el ave no "razona" per se que tiene que juntar ramitas hacer un nidito para estar bien protegidito, bien calientito, así sin que naiden lo moleste para llenarle el tanque a gusto a la hembra y que luego ésta ponga huevos y los incube hasta que nazcan las crias. Más bien las aves lo hacen por instinto. El instinto mismo es producto de cómo está dispuesto el cableado del sistema nervioso central, lo cual determina a su vez la conducta del animal. Y el que un ave logre construir su nidito de amor con sus propio pico y con el sudor de su frente está determinado genéticamente y es producto de un proceso evolutivo de miles de millones de años. Así como ese, Dawkins pone otros ejemplos bastante con admirable elocuencia y bueno, no habla del humano, pero cualquier chango parado de manos llegará a tener la curiosidad de si esto mismo se aplica al Homo sapiens. Y es aquí donde la burra tumbó a Genaro. Se me ocurre que la civilización misma es el fenotipo extendido del hombre. Pueque las carreteras, los edificios, la tecnología, la ciencia, se todo parte de la influencia extracorporea que nuestros genes tienen. Y es aquí donde yo me pregunto: ¿Hasta dónde llegará la influencia de los genes? Será que por ahora los genes han logrado el nivel de desarrollo cultural del hombre que conocemos porque la materia prima disponible es lo que perimite...pero ¿hasta dónde se podría llegar? ¿Qué tal si un día encontráramos nuevos recursos, nuevos métodos? Qué serán capaces nuestros genes de dictar?
En la vida cotidiana sonaría muy chistoso que las cosas que nos rodean son nuestro fenotipo extendido. El coche que traemos es lo que nuestros modestos genes nos han indicado (o permitido) conseguir. O la ropa, los libros que leemos, el ambiente laboral en el que nos desarrollamos, la vieja que traemos...todo...es producto de los genes.
¡Ah que caray!
Y he aquí que vuelvo a caer que el mediador más importante de lo que los genes desean es el cerebro, en cuanto que es ahí donde se procesa lo que se deba procesar para generar una conducta dada; la conducta creadora, innovadora, pujante, inexorable, determinada a salir adelante. Es el cerebro el mediador, más que nada y primero que todo, muchachos...y no el útero ("¡Hagan de cuenta que yo soy el útero, muchachos!").
Basta de debrayes.

Rojas aquí.

1 Comments:

Blogger Kare said...

Hola! te encontré...
Comencé a leer y recordé, recordé, recordé...
Tú tenías un ensayo que se llamaba algo así como "Del amor y de la esencia, o de la esencia y del amor, o algo que involucraba esas dos palabras...
Todavía existe?

Un placer, pero un verdadero placer leerte de nuevo.

Saludos
Kareny

4/13/2007 5:58 p.m.  

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